NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS

Misterio obra del escultor conquense D. Luís Marco Pérez en el año 1944. De estilo barroco, ambas son imágenes de talla completa realizadas en un solo bloque bañado con betún de Judea y embellecido en barniz. La Stma. Madre sostiene sobre su mano izquierda un pañuelo en señal de su llanto ante el dolor de la muerte de su hijo. El peso aproximado de la imagen ronda los 400 kg.

Imagen restaurada en dos ocasiones: la primera en 1963 por D. Antonio Mena y la segunda en 1991 por Dª. Inmaculada Pérez Montoso y D. Domingo Amores Cervantes. En 2006 se añadieron 3 lágrimas en el rostro de la Virgen, donadas por el Hermano Mayor, D. Francisco Javier González Ontiveros. Aro bañado en oro para la exposición al Culto de la Santísima Virgen, donado en 2004 por la familia Haro González. Aro bañado en plata para la Estación Penitencial, realizado al igual que el anterior por los Talleres de Ramón Orovio de Torralba de Calatrava, donado en 2009 por los Hermanos Dª. Nelly García de Ceca Cuevas y D. Guillermo Muñoz Asensio.

El misterio de Nuestra Señora de Las Angustias, es obra del escultor conquense, D. Luís Marco Pérez, nacido el 19 de agosto de 1896 en Fuentelespino de Moya, Cuenca. Otras obras de dicho escultor destinadas a enriquecer la Semana Santa ciudadrealeña, son las imágenes de la Oración en el Huerto, Jesús Caído, Cristo del Perdón y de las Aguas, Santo Descendimiento y Ntra. Sra. de La Soledad.
La vocación artística nace espontáneamente desde sus primeros años, llenando de dibujos sus libros de escuela y realizando imágenes con barro. Siendo su padre carpintero tuvo la posibilidad de crear en su niñez pasos de madera que regalaba a sus amigos del pueblo.

Con 12 años su familia se marcha a Valencia, hecho decisivo para la formación profesional de Marco, situándose de aprendiz del imaginero Modesto Civilis, que le enseña a tratar la madera. Hace cursos en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos.

Se traslada a Madrid donde pasa al taller del escultor José Ortells. Durante su estancia en Madrid, asiste a las clases de la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando y visita museos madrileños, realiza entonces Musa Gitana, Ofrenda y otras piezas.

En 1922 recibe un tercer premio y la Diputación de Cuenca le concede unos estudios en Italia. En Roma, analiza obras maestras como el Laoconte, y en Florencia, aprende de Miguel Ángel y Donatello.

Gana el concurso para Monumento a los soldados de la provincia, fallecidos en África y es nombrado hijo predilecto de Cuenca.

En 1930 consigue la medalla de oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, iniciando en estos años sus obras para la Semana Santa conquense, con pasos tan míticos como la Santa Cena, El Descendimiento o la Virgen de las Angustias.

Marco se afincó definitivamente en Madrid el 14 de noviembre de 1940 para desempeñar la plaza de Profesor de Término de Modelado y Vaciado en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, donde instaló taller propio en la céntrica calle Serrano nº 90, tallando entre 1940 y 1955 numerosos trabajos de carácter religioso y particularmente imaginería procesional, principalmente para reemplazar los grupos destruidos en la Guerra Civil, siendo Castilla-La Mancha destino prioritario de las mismas.

Dos años después de su muerte, el 23 de febrero de 1985, y a instancias de la Ilustre y Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Salvador, los restos del artista fueron trasladados desde Madrid a Cuenca para recibir el homenaje de sus paisanos y descansar en el cementerio de San Isidro de Arriba sobre la Hoz del Júcar.
 

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